Cómo sentipensar

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Sentir y pensar son nociones que suelen ponerse en contraposición. Parece que adherimos a una u otra dependiendo de la situación. En algunos momentos parece haber una primacía del sentir y en algunos otros resulta que requerimos de un pensar lúcido y descontaminado de cualquier afectividad. En ocasiones requerimos de un pensamiento sólido, advertidos, por ejemplo, del riesgo que traería actuar si estamos tomados solo por las turbaciones de la emoción. También se nos dice frecuentemente que "el que piensa pierde"; resulta conveniente no pensar mucho y, más bien, abandonarnos al éxtasis de lo sensible, lo emotivo y lo afectivo, pues estas instancias nos conducirían mejor por las vicisitudes de la vida

Lo afectivo suele asociarse al cuerpo. Lo emotivo, lo sensible, el sentir y su hecho, el sentimiento, tienen su correlato en el cuerpo que, a su vez, concebimos como complejo biológico, orgánico o "natural ". Escuchamos decir que en el cuerpo, ese (corto)circuito de impulsos electroquímicos, anida la autenticidad o la esencia de la existencia. Las sensaciones, la percepción y los sentidos, intuimos, se encuentran en el saco de órganos y, su emergencia, está dada por lo que opere en esa gran computadora que es el cerebro. De hecho, si lo relacionado con las emociones suele asociarse al corazón, aquello que atañe al pensamiento se relaciona inmediatamente con el cerebro.

La idea de pensamiento, además de remitir a la reflexión esquemática, formal o intelectual, remite también a otro par de términos bien conocidos: mente y psiquis. A su vez, a estos últimos asociamos funciones como la conciencia, la memoria, la cognición, la conducta o la voluntad. Si ampliamos la asociación hasta los confines de la psicología o la metafísica, pronto nos encontraríamos con términos como espíritu o alma. Las referencias al cuerpo no desaparecen: tanto para alma —prontamente asociada con anima y ánimo— como para psiquis o spiritus el camino ensoñador de las onomatopeyas y las etimologías nos llevaría a las nociones de soplo, hálito o respiro. Pues bien: condensamos lo anterior en una especie de decir matemático: el pensar es al sentir lo que la mente es al cuerpo. También podríamos decir: el cuerpo es a la mente lo que el sentir al pensar.

Quizás en esta guía podamos encontrar algunas pistas para responder a esos cuestionamientos.