Cómo hacer aulas feministas

img-Guía como hacer un aula feminista

Buena parte de nuestra vida transcurre dentro de organizaciones como la escuela, el club, la asociación barrial, el partido político o movimiento en el que militamos, la empresa o la institución en donde trabajamos.

Lo sepamos o no, en estas instituciones que habitamos a diario, experimentamos el poder y vamos configurando a partir de ello nuestra forma de actuar, sentir y pensar. De modo imperceptible vamos adquiriendo nociones sobre lo que es bueno o malo, lo que es correcto o incorrecto, lo que es aceptable y lo que no lo es. Si el poder se distribuye de modo injusto o desigual, tendemos a naturalizar esas opresiones y a reproducirlas en el tiempo. Sólo si prestamos atención y aprendemos a identificar y nombrar estas desigualdades, podemos cuestionarlas y contribuir a cambiarlas.

Para ello, nos toca reparar en cómo están diseñados los espacios de interacción (el espacio físico, el mobiliario y los lugares de esparcimiento), el modo en que se comportan quienes tienen la responsabilidad sobre ellos (a quiénes se premia y por qué se premia y a quiénes no se premia e invisibiliza, qué palabras y maneras de hablar usa quien dirige, qué tiempos se dedican a qué cosa, qué tipo de acciones se castigan y cuáles no) y la forma en la que interactúan quienes los habitan (si es horizontal o vertical y a qué condiciones responde eso, si alguien tiene más privilegios que otra persona y cuáles son).

La igualdad, como la democracia, no es algo que se dé de modo natural ni que debamos dar por descontado. La distribución del poder toca pelearla y conquistarla en lo grande y formal como puede ser una ley, normativa o reglamento, o en lo pequeño e informal como son las prácticas que realizamos diariamente y la cultura de la que formamos parte.

Crear futuros justos no debe ser un deseo abstracto ni una frase bonita que se integre en el salvapantallas de nuestros ordenadores o teléfonos, sino un plan al que contribuimos identificando y mapeando colectivamente lo que queremos cambiar, sensibilizando y haciendo pedagogía con quienes aún no se han dado cuenta de ello, organizando intervenciones que transformen, emprendiendo dichas acciones, evaluando sus resultados y reajustando para asegurarnos que cumplen su objetivo.

Por esta razón, quienes aspiramos a un mundo más igualitario, creemos que esta guía es necesaria, urgente y útil. El aula de un colegio o de una universidad es el lugar desde el que elegimos pensar, pero muchas de las cuestiones que abordaremos en la guía se pueden extender a otros espacios como una oficina de trabajo, un negocio o comercio, una asamblea o asociación civil, o un foro de debate o decisión dentro de un partido político.