Qué prototipar
- Prototipar es un trabajo en equipo que no tiene ningún material que le sea propio, pero que en la práctica parasita todas las actividades que impliquen a personas que quieren hacer cosas juntas.
- Se pueden prototipar dispositivos, objetos, servicios, políticas, organizaciones, prácticas,… todo en principio es susceptible de ser prediseñado. Así pues, dependiendo de aquello en lo que queremos trabajar, así serán los materiales que debemos acopiar previamente. Pero hay cosas que seguro que vamos a necesitar.
Materiales básicos
- Una buena mesa de trabajo y mucho material de oficina.
- La experiencia dice que el esfuerzo de ideación consume papel de gran formato para poder hacer dibujos, esquemas, organigramas, diagramas de flujo o mapeos.
- Con frecuencia vemos también que se emplean códigos de color que incluyen varias tintas y post-it.
- Nosotros sugerimos tres rotuladores de colores diferentes.
- También es muy importante que estos esfuerzos se hagan a la vista de todos y que luego estén presentes durante todos los días que dure el trabajo en común, lo que hace muy recomendable poder poner estos documentos en la pared o en un mural ad hoc ya que reflejan la situación en la que se encuentra el proyecto en cada momento.
Hidratación y alimentos
- Aunque no sea imprescindible los hechos demuestran que es muy recomendable poder ofrecer a los asistentes algo de alimento a lo largo del día. No nos referimos a las comidas ordinarias, sino a la posibilidad de que estén disponibles para quien lo desee algo de fruta, café e infusiones y agua.
Mediación de conflictos
- El trabajo de prototipado es muy absorbente y desgastante. Los conflictos entre los participantes no tardan en aparecer, especialmente cuando se mezclan generaciones o culturas diferentes. Hay que contar con estos problemas y ofrecer a los colectivos la posibilidad de la mediación. Aprender a soportar la tensión, la discrepancia, la contradicción o la separación es parte fundamental del proceso de prototipado. No hay que temerle a las diferencias, sino asumirlas como un activo que nos enriquece y, a la par, pone a prueba nuestra capacidad para imaginar un espacio común.
