Cómo hacer una unidad de compostaje

Hablar de basura no es algo popular pero desde hace un tiempo cada vez más gente lo tiene presente, en parte porque, como hemos explicado, los municipios miembros de la Unión Europea deberán recoger de manera separada y valorizar los residuos antes de 2020.

Paso CERO: el ciclo de la basura

Ésta es una asignatura pendiente para la mayor parte de los municipios que conforman España. Sólo los municipios de Cataluña, la mayoría de los de Euskadi y unos pocos de Asturias, Baleares y Galicia tratan de manera separada y valorizan sus residuos, incluidas las fracciones de restos y orgánica.

Esquema de transformación

Esquema alimento reciclaje

El resto de municipios, que son la mayoría, siguen tirando al contenedor mezcladas la fracción denominada resto (colillas, preservativos, pañales, maquinillas o compresas, entre otros) con la fracción orgánica (restos de comida, excrementos de nuestras mascotas, hojas de plantas…). La suma de ambas fracciones supone cerca del 60% del total de los residuos urbanos que generamos. Estos residuos mezclados se trasladan a una planta de tratamiento donde, por diferentes métodos manuales y mecánicos, se intentan separar los materiales que aún pueden tener algún valor de los que no.

Según estadísticas de Eurostat de 2016, en España con mucha diferencia entre Comunidades Autónomas, llega a vertedero el 55% de los residuos, se incinera o valoriza energéticamente el 12% y se tratan de modo biológico entorno al 33% de los residuos orgánicos.

Gran parte de la fracción orgánica va a parar vertederos e incineradoras, mientras que bien separada en origen (en casa, en el colegio, en los comercios…) tienen como destino una planta de digestión anaeróbica (sin oxígeno) para producir biogás, una parte del cual se utiliza en la propia planta y otra se inyecta en la red eléctrica. O una planta aeróbica (con oxígeno) con el que se produce un material denominado bioestabilizado y que se emplea en jardinería y restauración ambiental y vegetal, y raras veces en agricultura dado que contiene restos de impropios o partículas de plásticos y vidrios que no se han podido separar bien.

Es importante conocer cómo funciona el actual sistema de gestión de residuos, para exigir a nuestros municipios la recogida selectiva y tratamiento de la materia orgánica. Como esta guía se centra en la recuperación de la materia orgánica estamos en el deber de contarte que las personas y las comunidad pueden autocompostar su materia orgánica y también donarla a un nodo de compostaje comunitario para que se composte ahí en vez de una planta municipal de compostaje centralizado o de biometanización.

La decisión es personal y la ciudadanía tiene derecho a decidir dónde y cómo quiere que se trate la materia orgánica. El compostaje comunitario es una opción legal y está permitido e incluso promovido por muchos municipios. El compostaje comunitario es una forma de prevenir la recogida y tratamiento de estos residuos. Somos protagonistas de un momento único donde las comunidades tenemos poder sobre cómo cambiar el destino y tratamiento de los restos orgánicos que generamos.

1. Crear un nodo de compostaje comunitario

Un nodo de compostaje es el espacio físico formado por una o varias composteras donde las personas de una comunidad concreta pueden depositar la materia orgánica que generan y tratarla localmente, previniendo el desplazamiento a otros lugares para su tratamiento.

La idea es empezar recuperando los restos de comida del comedor escolar y tratarlos en una compostera de 1m3 (1.000 litros). Luego, tras obtener el primer compost, habrá que evaluar la experiencia y, en caso de que la comunidad haya crecido, escalarla pasando a tres composteras en línea de 1m3 (3.000 litros) recogiendo los restos de comida del comedor sumados a los de las familias.

Este espacio, además, se convierte en un lugar de encuentro donde la comunidad hará converger sus inquietudes y donde construirán el conocimiento mutuo sobre cómo se transformarán de modo sencillo los restos orgánicos en nutrientes para la tierra.

La puesta en marcha del nodo de compostaje y su mantenimiento requieren de un grupo de personas que funcionen como motor de la iniciativa y que la transfieran a educadores, dirección, personal de cocina y familias que queremos que participen. Para facilitar la puesta en marcha del nodo de compostaje es aconsejable que el grupo motor esté formado por un mínimo de tres personas. Sus funciones serán las de:

  • difundir la iniciativa,
  • tomar las decisiones,
  • organizar las tareas,
  • y evaluar los resultados.

Un colegio es uno de los mejores entornos para organizar un nodo de compostaje comunitario debido a la comunidad que ya existe: las familias, el profesorado y el personal de cocina.

Entre otros beneficios, el compostaje puede ser objeto de estudio de asignaturas como ciudadanía, sociología, ciencias naturales, matemáticas, escritura o informática.

trabajadores

La toma de decisiones en grupo

Una vez que ya tenemos conformado el grupo motor, tendremos que decidir muchas cosas referente a la ubicación, al tipo de compostera, a qué restos orgánicos compostamos y cómo los compostamos. Con estos retos en mente, te proponemos una sencilla herramienta para ayudar a tomar decisiones que llamamos Menú Mater.

Se organiza en cuatro rangos de decisión del mismo modo en el que se eligen los platos de un menú en un restaurante. Pero, en esta caso, tendremos en cuenta una serie de consideraciones previas que nos ayudarán a planificar mejor y a saber qué y cómo escalar la experiencia en una segunda fase.

Las decisiones que tomemos son independientes y modificables y sirven como orientación para tener claro el itinerario que vamos seguir.

Entrantes

¿Dónde ubicamos la compostera?

  • En un huerto y sobre tierra (recomendado).
  • En el patio sobre pavimento.

Hay condiciones para elegir el espacio que debemos tener en cuenta (ordenadas de mayor a menor importancia). Si las cumple toda ¡habremos triunfado!

  • Espacio protegido del sol.
  • Espacio con agua.
  • Espacio arbolado para recoger ramas y hojarasca.
  • Espacio amplio.

Primer plato

¿Qué restos orgánicos se compostan y cómo los recogemos?

En función de los restos de comida que elijamos, la recogida será más o menos compleja y esto influirá en la necesidad de un mayor o menor número de personas involucradas, información de dónde y que se puede compostar.

  • Generados dentro del colegio: sobras del desayuno del alumnado y de la comida del comedor escolar; se recogen en un contenedor (mejor con ruedas para facilitar su transporte).
  • Generados fuera del colegio: es decir, las sobras de comidas de las familias; se pueden depositar directamente en la compostera o recogerlos en un contenedor con ruedas ubicado en un lugar accesible y cercano a la compostera.
  • Tratar los restos de ambas opciones en la proporción que queramos.

Segundo plato

¿Cómo vamos a tratar los restos orgánicos?

Dependiendo de los tipos de residuos que vamos a recoger y de la cantidad que se genere, optaremos por una u otra opción de compostaje. Lo ideal es aprender en pequeño con el microcompostaje de 1-5 litros y escalar a una compostera de 1.000 litros. Tú eliges.

  • Microcomposteras en una botella (1-5 litros): una por alumno con restos del desayuno.
  • Composteras de tamaño mediano (60-100 litros): una con los restos de desayuno de cuatro alumnos.
  • Compostera grande de 1m3 (1.000 litros): una compostera con los restos del comedor hasta llenarla.
  • Tres composteras grandes en serie de 1m3 (3.000 litros): donde se juntan restos orgánicos del comedor y de comida de 150 personas o unos 45-50 hogares.

Postre

¿Bonificamos la donación de materia orgánica?

La gestión de residuos supone una competencia y un coste de gestión del que son responsables las administraciones locales de cada municipio y pueden hacerlo solas o de modo mancomunado. Los costes de recoger y tratar la materia orgánica se sitúan entre los 150 y 300 €/tonelada. Así una compostera comunitaria que implique a unas 150 personas, unos 45-50 hogares podría estar ahorrando entre 4.000 y 6.000 € al año al sistema municipal de recogida y tratamiento.

Cuando una comunidad hace un esfuerzo para prevenir el residuo y lo composta localmente, la Ley recomienda bonificar ese comportamiento que previene la generación del residuo y su recogida y posterior tratamiento. Por eso hay municipios que bonifican la tasa de basuras, o que ofrecen puntos de descuento en servicios municipales.

En algunas comunidades este enfoque abre la posibilidad de emitir y gestionar una moneda social o bono descuento que se acepte en los comercios del barrio, e incluso que se puede intercambiar a modo de banco de tiempo sobre el tiempo que implica el esfuerzo de separar, recoger y compostar. Estos bonos se pueden aceptar como pago de algunos servicios de buena vecindad dentro de la comunidad, o como mecanismo de intercambio de objetos de segunda mano en mercadillos mensuales. Su valor reside en el gasto que evitan al municipio y funcionan porque el municipio lo acepta para el pago de impuestos, o lo gratifica en euros para actividades de la comunidad que realiza estos trabajos de compostaje.

3. Dónde ubicar la compostera

Una vez hemos decidido qué restos vamos a compostar, en qué tipo de compostadora y después de haberlo hablado con profesores del centro, elegiremos el espacio más adecuado del colegio donde vamos a ubicar la compostera.

El lugar debe estar protegido del sol y, en caso de no estarlo, colocaremos a la compostera en una zona donde los rayos de sol lleguen el menor tiempo posible de forma directa. Este factor es importante porque conviene que el compost se mantenga húmedo, así que en verano, en el caso de que la compostera esté expuesta a los rayos del sol, reguaremos con más frecuencia para mantener la humedad.

Huerto urbano

Por eso, otro elemento que debemos tener en cuenta es que la compostera esté en un espacio con una toma de agua o una fuente cercana. Ya veremos más adelante por qué es tan importante humedecer el compost.

Es mejor disponer de un espacio amplio para poder trabajar de manera cómoda cada vez que tengamos que llenar las composteras y volcar los restos orgánicos en la compostera, así como en las fases de aireado y volteo de la pila de compost y el vaciado que veremos a continuación.

Por último, debemos conseguir que el compost esté en contacto directo con la tierra, para permitir que las bacterias actúen de manera natural en el proceso de descomposición de la materia orgánica.

Si no fuera posible y finalmente hemos tenido que colocar la compostera sobre un pavimento artificial, podemos esparcir en la base de la compostera tierra o compost natural y maduro. Nos resultará más cómodo hacerlo una vez la compostera ya esté montada y fija.

4. Qué tipo de compostera elegir

Dependiendo de lo manitas que seamos y de lo estético que queramos que se vea el espacio donde se ubique nuestra pequeña planta de compostaje comunitario, podemos optar por comprar una compostera o bien construirla de manera sencilla o recurriendo a una persona con nociones de carpintería.

Si disponemos de fondos que nos permiten la opción de compra, existen diferentes tipos de composteras:

Todas ellas son de plástico y con una capacidad que va desde los 100 hasta los 800 litros, y se pueden adquirir por un precio que varía de los 70 a los 200 €.

La opción más ecológica y divertida es la construcción de la compostera, y podemos optar por hacerla de palés de madera usados con unas medidas estándar de 120 x 80 centímetros. Los palés pueden también comprarse y, si son de segunda mano, suelen costar alrededor de unos 12€ la unidad. Otra opción que podemos intentar es obtenerlos de forma gratuita organizando una salida en grupo para localizar los palés que necesitamos hablando con comercios del barrio o, tal vez, en una obra de la zona.

Para la construcción de nuestra compostera vamos a necesitar cuatro palés con los que crearemos una estructura cuadrada con un hueco en medio de aproximadamente 1m3 (1 m. x 1 m. x 1 m.) que permite compostar 1.000 litros. Con este volumen, podremos tratar unos 10 kilos de residuos al día de restos del comedor, y tardaremos varios meses en compostarlos. Este tamaño facilitará que los restos orgánicos alcancen una temperatura óptima (60ºC) durante el proceso de compostaje. Aunque para conseguirlo necesitaremos tener la compostera llena al menos a la mitad de su capacidad.

En una segunda fase, podemos intentar tratar la materia orgánica equivalente a unos 45 ó 50 hogares, para lo que necesitaremos 3m3 contiguos, es decir, un juego de tres composteras y cuidar semanalmente la actividad de los microorganismos: airear y regar según el estado de la pila de materia orgánica.

Hay dos maneras de trabajar estas composteras comunitarias:

  • rellenar consecutivamente las diferentes composteras, aireándolas adecuadamente;
  • voltear desde una única compostera de llenada, a las otras que se destinan a las fases de afinado.

Monte de arena

5. Cómo construirla

Entre todos los modelos que hemos visto, nos decantamos por la construcción de una compostera de palés de madera usados con una medida estándar (120 x 80 centímetros), atados con alambre o cable reciclado para facilitar tanto su montaje como su desmontaje.

Palé

En una segunda fase de escalado de la experiencia, podemos intentar construir otras compostera de manera más profesional uniendo los palés con tornillos y la puerta y tapa con bisagras. Para ello, será necesario que seamos un poco manitas y dispongamos de algunas herramientas poco frecuentes en una caja de herramientas doméstica.

Organizaremos un grupo de, al menos, cuatro personas para iniciar el trabajo, ya que cada palé pesa aproximadamente 25 kilos. Si montamos la compostera sobre terreno, lo primero que haremos es allanar e igualarlo y eliminar las piedras si las hubiera. En el caso de montarla sobre pavimento, pondremos tierra encima de la base pero, como hemos mencionado anteriormente, lo haremos una vez que la compostera esté montada.

Los palés, aunque no son cuadrados, pueden colocarse tanto vertical como horizontalmente respecto al suelo, ya que el volumen resultante será el mismo y las diferencias poco significativas. Así que la decisión la tomaremos en función de si queremos la compostera más alta o más ancha. Supongamos que tenemos poco terreno, y colocamos la base de 80 centímetros y la altura de 120 centímetros. Se coloca el primer palé con la dirección de los listones en vertical al suelo, y el segundo listón pegado al primero, creando un ángulo de 90º, también con los listones en paralelo al suelo.

Siembra construcción

Se atan ambos palés con alambre o cable reciclado bien grueso, se pone tantas juntas de alambre como espacio tienen el palé. Y repetimos la acción con el tercer palé.

El último palé, el delantero, funciona como puerta. No es necesario atarlo, pero si lo hacemos es recomendable hacerlo sólo de un lado y dando holgura al alambre o cable con tal de facilitar que el palé que hace de puerta se mueva con soltura.

Necesitamos que la compostera sea fácilmente desmontable por todos los lados para poder voltear la pila, airearla, mezclarla o moverla de sitio durante el proceso de compostaje.

También es importante poner una cobertura superior a modo de tapadera hecha con listones de madera o bien con una tela geotextil o mantas o alfombras viejas que transpiren. Por otro lado, si los agujeros son demasiado amplios, conviene taparlos clavando listones de madera.

Esto es especialmente recomendable en las zonas del centro y sur de la península, donde es fácil que se resequen las pilas. Sólo en el norte húmedo podría tener sentido dejar los palés sin sellar para que se aireen ya que la humedad del aire es mayor.

6. Cómo alimentar la compostera

Tras haber decidido qué restos orgánicos se recogerán (del desayuno, de la cocina, de los hogares de las familias o todos ellos), debemos tener en cuenta que es muy importante que la materia materia viva (fracción orgánica) esté completamente separada de la materia inerte (fracción resto o inorgánica).

En principio, todos los restos orgánicos son compostables. Sin embargo, en composteras de menos de 1.000 litros o para empezar y hasta que no sepamos controlar muy bien las temperaturas que eliminan ciertos patógenos, es recomendable no incluir carne ni pescado que puede dar lugar a pudriciones si no se remueve bien.

Si abordamos una compostera comunitaria con seguimiento continuado, incluiremos más adelante los restos de carne y pescado. En estos casos es incluso recomendable incluir restos orgánicos de origen animal ricos en proteínas ya que contienen nitrógeno (N), que es esencial para que las bacterias se reproduzcan y para que el propio compost tenga nitrógeno soluble y mejore su calidad como abono natural.

Aquí apuntamos una resumen sobre lo que se puede compostar (materia orgánica viva) y lo que no se puede incluir en una compostera (impropios y materia inerte):

QUÉ SE PUEDE Y NO SE PUEDE COMPOSTAR
NO
MATERIA ORGÁNICA IMPROPIOS Y RESTOS
  • Verdura y fruta.
  • Sobras de comida cocinada.
  • Cáscaras de huevo y frutos secos.
  • Pan, harina, pastas, arroz y alimentos caducados.
  • Comida y alimentos caducados.
  • Posos de café e infusiones.
  • Papel de cocina sucio y cartón (sin tinta).
  • Podas de jardinería, ramas y hojarasca que iremos guardando.
  • Carne, pescado y excrementos de animales (en una segunda fase).
  • Cartón y papel impreso con tintas.
  • Envases y bolsas de plástico.
  • Latas de aluminio.
  • Botellas de vidrio.
  • Polvo de barrer.
  • Colillas de cigarrillo y cenizas.
  • Pañales, compresas y tampones.
  • Condones.
  • Pilas.

 

Productos en mal estado

7. Cocinar el compost

En la primera fase, al ir llenando la compostera es muy importante alternar el aporte de restos de comida con resto vegetales secos o triturados. Se formarán diariamente capas, en las que siempre se verán los restos vegetales por encima. Entre vertido y vertido, lo que aportaremos será materia vegetal seca que reducirá el riesgo de moscas y olores.

Esquema de compost

El compostaje que haremos se parece bastante a cocinar una lasaña: se prepara un bloque alternando diferentes ingredientes, estructurante (seco) y restos de comida (húmedo), uno encima de otro. Y, una vez montado, se pone a calentar la pila que queremos compostar mediante la técnica que contaremos a continuación.

El secreto de cualquier buen plato es la calidad de los ingredientes y un tiempo de cocción justo, sostenido y sin prisas. Para compostar los ingredientes de primera calidad recordamos la importancia de que la fracción orgánica esté bien separada de la fracción resto (etiquetas, envases, latas y aerosoles, botellas de vidrio…). Así evitamos que el compost resultante se contamine con metales pesados u otros elementos tóxicos.

Para ‘cocinar’ un buen compost:

  • Montamos la primera capa generosa de estructurante compuesto por hojarasca y ramas hasta cubrir el suelo de la compostera. Aporta carbono al compost y bolsas de aire para que las bacterias respiren. En caso de no disponer de hojarasca ni ramas podemos añadir paja o papeles o cartón reciclado pero sin pintura ni tintas.
  • Añadimos una segunda capa también generosa de materia orgánica y cubrimos toda la superficie de la capa anterior.
  • Cada día iremos añadiendo dos capas: una seca (hojarasca) y otra húmeda (restos de comida), y volveremos a poner otra capa seca por encima.
  • Una compostera se llena en función de los restos orgánicos que hayamos decidido compostar y de la cantidad gente que participa, por lo que podemos tardar días o semanas en llenarla.

A los pocos días es necesario aportar agua, remover varias veces a la semana, hasta que la mezcla alcance la temperatura de 60ºC, y durante una semana al menos, se vaya cociendo en su propio salsa.

Es importante que sobre los restos de comida que aportemos cada dia, siempre depositemos una capa de estructurante formado por hojarasca o astillas, para que huela menos la materia orgánica en descomposición y no atraer moscas. Estos materiales secos de origen vegetal ayudarán a crear poros entre los restos de comida y permitirán que se mantengan bolsas de aire para que respiren las bacterias termófilas.

Semanalmente se mezclaran las capas, garantizando que las partes más húmedas y compactas se mezclan con las más secas, como si estuviéramos amasando la harina y el agua para hacer el pan.

Temperatura óptima con volteo y humedad

Para alcanzar la temperatura próxima a 60ºC que permite higienizar las pilas o composteras, es necesarias el trabajo de seguimiento de una persona «maestra en compostaje». Cualquiera puede ser maestro compostador, la prueba de acceso es conseguir mantener esa temperatura durante una semana aproximadamente.

En estas composteras grandes y bajo el seguimiento de un maestro compostador se pueden tratar residuos de carne y pescado y cualquiera otro de los residuos domésticos.

Para que actúen los microorganismos descomponedores de la materia orgánica es necesario atender, sobre todo, a dos variables:

  • la humedad
  • y el aire disponible.

Una humedad próxima al 50% que se mide con un higrómetro o con la mano. Apretaremos un puñado de compost para ver cómo reacciona:

  • si al apretar escurre agua es que hay demasiada humedad;
  • si no queda apelmazado y se deshace al abrir la mano, está demasiado seco.
SEGUIMIENTO DE LAS COMPOSTERAS
Nº COMPOSTERA LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES
Peso aportado de restos de comida 25 kg.
Peso de estructurante aportado 7 kg.
Peso de los impropios (plaśticos, envases…) 300 g.
Temperatura
  • 30ºC lateral
  • 50ºC centro
  • 35ºC lateral
Observaciones Aún no ha llegado oxígeno. Si no sube en dos días, voltear la pila para revisar el centro

Compost

Nuestras amigas las bacterias termófilas

El compostaje que hemos planteado se le conoce como «en caliente» porque intervienen bacterias que emiten calor al descomponer la materia orgánica. Para conseguir esta reacción, es necesario el oxígeno, que se consigue cuando movemos la materia orgánica y con la humedad que obtenemos al mojar la pila de compost.

Con estas acciones, provocaremos una subida de temperatura por encima de 40ºC, y lo ideal es conseguir que el termómetro esté de forma estable entre los 50ºC y los 60ºC para higienizar la pila de residuos eliminando patógenos, como ocurre en la pasteurización.

Para hacer un adecuado control del proceso de compostaje microbiano es importante disponer de un termómetro con sonda, para medir la temperatura a unos 30 centímetros de profundidad sobre la superficie.

Las mediciones se harán en el centro y en las esquinas laterales a unos 20 centímetros del borde. Lo normal es que se consigan unos 50ºC-60ºC en el interior en plena fase térmica y unos 40ºC en los laterales. Es necesario remover con una horca la pila para que toda la masa se mezcle y cueza de modo uniforme.

Tengamos siempre presente que tratar la materia orgánica es una forma de cocinar los residuos: requiere cariño, remover y combinar ingredientes de diferente tipo y procedencia para que el resultado sea más nutritivo como abono para el suelo.

El cuidado de los microorganismos

La clave del compostaje es entender cómo funcionan los microorganismos y saber lo que necesitan las bacterias termófilas (que viven y trabajan por encima de los 40ºC) para desarrollarse en las mejores condiciones.

Las bacterias actúan casi a modo de atletas en plena carrera: necesita respirar y beber bien para poder mantener ese ritmo de trabajo por encima de los 50ºC, temperatura que deberá mantenerse aproximadamente durante diez días.

8. Compost para alimentar la tierra

Pasados unos 4-6 meses, se retirará el compost de la parte de abajo si la compostera es pequeña y no se ha volteado, o de la compostera más antigua en caso de tener varias. El compost muy oscuro se pasará por un tamiz para separar los granos más finos de los materiales aún sin descomponer. A esto lo llamamos «fase de afinado». Los trozos mayores sin descomponer estarán inoculados de bacterias y por eso los devolveremos de nuevo a la compostera.

El compost cribado debe reposar al aire libre pero cubierto de la lluvia durante al menos 15 días antes de aplicarse como abono, así nos aseguraremos de que los organismos que aún pueda contener desaparezcan. Si vamos a utilizar este abono en el huerto del colegio es aconsejable incorporar pequeñas cantidades de compost tanto antes de la siembra como durante la época de crecimiento de las hortalizas.

ESTADO DEL COMPOST
MATERIAL COMPOST INMADURO COMPOST MADURADO
Prueba Mancha. No Mancha.
Color Marrón. Marrón oscuro / Negro.
Olor Fuerte, a amoniaco. Sin olor fuerte / Olor a tierra de bosque.
Composición Partes del material no se reconocen. No se puede identificar ningún material.
Uso Esparcir en capas de 5 centímetros alrededor de las plantas. Para huertos y cobertura de jardines, arbustos y árboles perennes, mezclar con la capa superior de suelo de hasta 15 centímetros.
Cantidad Usar poca cantidad, puede quemar las plantas. Sin riesgos.

 

PROBLEMAS Y SOLUCIONES
OBSERVAMOS LA PILA SE PUEDE DEBER A… SOLUCIÓN
Está fría (por debajo de los 30ºC)
  • Frío ambiental.
  • Mezcla no adecuada.
  • No se voltea.
  • Tapar la compostera.
  • Añadir material seco y humedo.
  • Remover y remojar.
Seca
  • Demasiado estructurante.
  • Calor ambiental.
  • Añadir materia orgánica húmeda.
  • Regar la pila con agua.
  • Remover.
Húmeda
  • Ambiente lluvioso.
  • Exceso de material húmedo.
  • Añadir material seco y remover.
Huele a amoniaco
  • Mucha humedad.
  • Poco oxígeno.
  • Añadir estructurante.
  • Remover bien toda la pila.
Huele a podrido
  • Mucha humedad.
  • Poco oxígeno.
  • Añadir estructurante.
  • Remover bien toda la pila.
Larvas blancas, moscas, ratas y gatos
  • Comida sin cubrir.
  • Exceso de humedad.
  • Cubrir la comida muy bien añadiendo mucho estructurante.
  • Añadir cenizas de troncos (no de carbón).

9. Conocer la fauna del compostaje

Una compostera es un hervidero lleno de vida: microbios, bacterias, insectos, lombrices y algún que otro mamífero. Entre la fauna que nos vamos a encontrar como parte del proceso de la descomposición de la materia y su transformación en compost, alguna va a ser muy beneficiosa como es el caso de microbios y lombrices, y otra vamos a mantenerla alejada de la compostera.

Probióticos

El compost comporta una intensa actividad microbiana, cerca de 30 millones de bacterias por gramo de compost, lo que significa una oportunidad probiotica.

En Estados Unidos ya hay una profesión que consiste en la arquitectura microbiana que mide la diversidad y calidad de microrganismos en el aire de edificios públicos. La conclusión que aportan estas vanguardias del bio-urbanismo es que tener tiestos con compost bien afinado en los edificios públicos mejorar la calidad y salubridad del aire. Los microbios, dio-biversos, son nuestros mejores aliados.

Las lombrices de tierra

Estas aliadas pueden ser una opción complementaria y paralela a las composteras que buscan altas temperaturas. Los lombrices, con su movimiento, airean la pila de compost de manera natural y sus excrementos son muy nutritivos porque aportan nitrógeno, potasio, calcio y fósforo, entre otros minerales, y enzimas muy beneficiosas para abonar la tierra y hacer crecer plantas fuertes y sanas.

Cuando el compost se está enfriando pero aún huele, es el momento de usarlo para alimentar lombrices. Las lombrices de suelo europeas que solemos encontrar en las ciudades no suelen vivir en estas pilas de materia orgánica, y es necesario usar especies especialistas como la llamada lombriz roja. Estas lombrices hermafroditas suelen ingerir diariamente su peso en compost, aprovechando los nutrientes de estas ingentes colonias bacterianas.

Lombrices

Para hacer un pequeño lombricompostero se puede utilizar una caja donde se deposite el compost al inicio de su segundo o tercer mes en su fase de afinado. También se pueden usar restos frescos utilizando tres tiestos sucesivos con agujeros en la base, del mismo diámetro que encajan uno encima del otro.

En la base se usará un plato o cuenco impermeable para recoger los líquidos que genera el proceso en sus primeras fases. En un tiesto de unos 30 centímetros de diámetro y otro tanto de profundidad podemos tener entre 30 y 100 lombrices, dependiendo de lo aclimatado que esté el recipiente y de lo bien combinadas que estén las basuras que vayamos incorporando.

Es un compostaje templado y lento, las lombrices tardarán en verano unos 3 meses y unos 6 meses en invierno en convertir los residuos en compost. Criar lombrices de este modo requerirá que dediquemos unos minutos a la semana para ver si las lombrices están en condiciones.

Las lombrices no estarán a gusto:

  • en un medio demasiado ácido con un Ph bajo como suele ser el de los restos de comida muy húmedos y frescos, para compensarlo será necesaria hojarasca, algo de serrín de madera o astillas.
  • en un medio demasiado seco, por lo que convendrá regar o humedecer en verano semanalmente y evitar el sol directo, pero tengamos cuidado con no encharcar los restos.

Para saber qué les gusta a las lombrices es necesario abrir semanalmente el lombricompostero y ver dónde se concentran, en qué condiciones y en qué esquinas.

Trabajadora

Las moscas

Entre primavera y otoño suelen aparecer moscas si no cubrimos adecuadamente los restos orgánicos. Puede que, incluso, depositen huevos y críen si descuidamos el cúmulo de residuos orgánicos.

Se tratan de moscas de diferentes especies. Las más pequeñas, las conocidas como moscas del vinagre, aparecen si en nuestra compostera abundan los restos de frutas. Las larvas de este pequeño díptero (dos alas) no se ven a simple vista, y normalmente sólo vemos las nubes de adultos congregados en un bullicioso guateque. Las nubes de estas pequeñas moscas pueden molestar y desincentivar que algunas personas depositen la materia orgánica.

Controlarlas supone un reto de gestión, pero también una oportunidad de aprender sobre los ciclos de la naturaleza. Para ello podemos coger una muestra en un bote e ir haciendo fotos para ver cómo van creciendo y cambiando de tamaño, y luego las soltamos.

Las temperaturas diurnas próximas a 20 grados permiten la reactivación de la vida que estaba aletargada durante el invierno. Los microorganismos comienzan a actuar con mayor rapidez, y especialmente los lactobacilos convertirán en apenas unas horas los azúcares y almidones de nuestros restos de comida en ácidos muy volátiles.

Las moscas perciben el olor de los ácidos desde centenares de metros de distancia y convierten las composteras en el punto de encuentro donde iniciar su celo y donde esperan depositar sus huevos. Para desincentivar estas masivas «quedadas» de moscas es especialmente importante cubrir los restos de comida con «estructurante» (astillas u otra materias vegetales), prácticamente todos los días, y remover con mayor frecuencia (y regar).

Los roedores

Hay dos especies de roedores que podremos encontrar más comúnmente en áreas urbanas o periurbanas, y que se aproximan a las composteras de forma paulatina:

Estos mamíferos son exploradores muy tímidos que no recorren distancias superiores a 100 ó 200 metros. Por lo tanto, la principal medida para prevenir que interfieran en nuestra pila es montarla a más de 100 metros de una salida de alcantarilla o bien tener la compostera tapada o rodeada con malla gallinera o cegar los posibles agujeros.

Si nos encontramos ya en una compostera con nidos o una colonia asentada de roedores, significa que hemos descuidado mucho las labores de remover y cuidar la actividad bacteriana en la compostera.

Para eliminar a los roedores será esencial recuperar los cuidados, remover semanalmente hasta que se sientan desplazados, y revisar todos los volúmenes próximos (casetas de aperos, etc.) para asegurar que no se asienten en los alrededores.